Salimos de la Gasolinera de la Avenida a las 9:00 de la mañana. El día se presentaba precioso pero con unas brumas matinales muy intensas que cuando despejaron dejaron un día muy frío y soleado. Por diversas calles llegamos al inicio de la Ruta de Plata en el barrio de San Frontis, no sin antes parar en “boxees” a reparar un primer e inoportuno pinchazo.

Con el principio de los caminos llegaron las primeras dificultades propias de la época, en las inmediaciones del Polígono de los Llanos una moto de trial había quedado atrapada en el barro, menos mal que nosotros somos más hábiles y con un poco de salpicaduras y alguna “metedura de pata” lo solventamos. El resto de la ruta de la plata se cubrió sin ningún problema hasta el tramo asfaltado antes de San Marcial. En San Marcial (¡ Que no, que no es Egipto¡) tomamos de nuevo los caminos para llegar hasta Las Enillas y aquí sin entrar en el pueblo tomamos la Carretera hasta que pasados unos 3 Km de La Tuda giramos a la derecha por una preciosa dehesa  donde los “maletillas” del grupo se quedaron con las ganas de dar unos capotazos. Esta mañana el ganado vacuno no había madrugado.  Por un camino con alguna dificultad y zonas de barro llegamos a Sobradillo donde tomamos el almuerzo (por así llamarlo), el grupo perdió a dos miembros que tenía prisa por llegar a casa y se inició la parte más bonita de la ruta.

Bueno que lo bonito es subjetivo, la llamaremos la parte  menos urbana que eso es indiscutible, por estos parajes la geografía no ha cambiado apenas en los últimos 1.000 años (o más) . El tramo se inicia con una “laguna” en el camino que es imprescindible pasar; algo así como si para entrar aquí se haga preciso desprenderse de la “urbanidad” mediante un lavado en este charco.   Tras el charco se inicia una bajada hacia el regato que riega la zona, la bajada pavimentada con asfalto de Sayago (granito grande, pequeño y tierra) resulta muy técnica y divertida aunque por momentos hay que poner píe a tierra, tras bajar llegamos a las inmediaciones del regato y cual no será nuestra sorpresa que nos hemos equivocado y no hemos llegado al curioso puente que buscábamos. En fin, a falta de puente, el río se vadea como en el Oeste “por el medio y que sea los que Dios quiera”; Alguno se mojó un poco y otros se fueron al suelo ya en la otra orilla (esperemos que sin consecuencias, aunque cuando recuerde esta salida se acordará de la caída)  La salida de la zona del regato se hace por parajes similares a la llegada (subidas no muy duras pero muy técnicas por los “pedruscos” que existen). Ya en la parte alta en la zona de la sabana Sayaguesa una llamada telefónica nos hizo perder –literalmente- a uno de los compañeros, tras dedicar un buen rato a tratar de rescatarlo infructuosamente se le dijo que tirara hacia Peruela como mejor entendiera, y mira si lo entendió bien que llego antes que nosotros. La sabida de la sabana hacia Bárate se hace por una senda, que sube y baja,  muy bonita en la cual se disfruta de la bici como en pocos lugares.

Una vez en Bárate y a la vista de la hora se optó por tirar por la carretera general hacia Zamora y a una velocidad endiablada se emprendió el retorno sin que nadie dijera eso de “Mar... el último” pero cumpliéndolo a rajatabla.

Como conclusiones a esta marcha había que plantearse dos cosas:

·        Hay que  tratar de hacer más marchas por sitios similares y salir de los habituales, ya lo sé, se precisa vehículos para hacer el primer tramo de alejamiento.

·        Hay que hacerse con una pareja de Walqui-Talquies para evitar las perdidas y tratar siempre de que el grupo vaya compacto sobre todo cuando se circula por sitio desconocidos y con trazados cambiantes.

En fin espero que a los “amigos de la bici” que han realizado esta ruta les haya gustado tanto como a mi, y si algún visitante de nuestra Web se aventura a realizarla que la disfrute.

El grupo en el avituallamiento de Sobradillo de Palomares